Garantías y avales: la llave para acceder a financiación
1. Concepto y función de las garantías
Cuando una empresa o un autónomo necesita financiación, el banco o la entidad de crédito suele pedir algo más que una simple promesa de pago. En ese momento entran en juego las garantías, compromisos que aseguran que la obligación adquirida se cumplirá. Dicho de manera sencilla, son un respaldo que transmite confianza al acreedor de que recuperará su dinero si el deudor no cumple.
2. Tipos de garantías
Existen dos grandes tipos de garantías. La primera es la garantía real, que se apoya en un bien concreto, como una vivienda, una máquina o incluso acciones de la empresa. Si el deudor no paga, el acreedor puede ejecutar esa garantía y quedarse con el bien. La segunda es la garantía personal, en la que el deudor responde con todos sus bienes presentes y futuros. Dentro de esta categoría se encuentra el aval, quizá la figura más conocida: una tercera persona, el avalista, se compromete a pagar en caso de que el deudor principal no lo haga.
3. Ventajas e inconvenientes de utilizar garantías
La utilidad de las garantías resulta evidente. Gracias a ellas, empresas y autónomos pueden acceder a financiación en condiciones más favorables, ya que el banco percibe menos riesgo. Además, contar con un respaldo sólido mejora la imagen de la empresa frente a acreedores y socios comerciales, reforzando su posición en el mercado. Sin embargo, no todo son ventajas. Las garantías implican un coste adicional, pues suelen llevar aparejadas comisiones o gastos de formalización. También existe el riesgo de que, si la empresa incumple, el acreedor ejecute la garantía y se quede con el bien o reclame al avalista. A ello se suma que, cuando se pignoran activos —es decir, se ponen como garantía—, esos bienes quedan limitados en su uso y no pueden destinarse libremente a la actividad diaria.
4. Dónde se pueden obtener garantías y avales
Las garantías y los avales pueden encontrarse a través de distintas instituciones, como las sociedades de garantía recíproca, las entidades públicas, los bancos o los establecimientos financieros de crédito. Son instrumentos muy útiles para abrir la puerta a nuevas vías de financiación y mejorar las condiciones de los préstamos, aunque no están exentos de riesgos. Por eso, antes de recurrir a ellos conviene analizarlos con detenimiento y valorar si el coste y las posibles consecuencias compensan los beneficios que pueden aportar.
5. Consideraciones previas antes de comprometer garantías
En definitiva, las garantías son como una llave: permiten abrir la puerta a la financiación y facilitan el acceso a mejores condiciones, pero esa misma llave puede convertirse en un candado si no se gestiona con cuidado. Antes de comprometer bienes o aceptar un aval, es fundamental reflexionar sobre qué se está poniendo en juego y qué impacto tendría en caso de incumplimiento.
